miércoles, 29 de abril de 2009

La Caminata... (El karma regresa las mordidas)

3 El karma regresa las mordidas...

-San Miguel, defiéndenos en la lucha, se nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio; que Dios humille su soberbia. Y tu, príncipe de la milicia celeste….- El susurro es constante, martillando nuestros oídos, ella lo hacia durante horas… repetía y repetía esa oración, desde que llego a la casa.

Ella, su padre y su novio, la verdad la primera vez que logre verla de cerca, vi en ella algo que no sabia distinguir, no sabia si se trataba de algún tipo de deseo o de aversión, pero sabia que en su mente roían con afán cientos de recuerdo tortuosos, nunca quise preguntar por cuanto habían pasado para llegar hasta este punto revuelto en el mapa, ni quería hacerlo, sentía que seria como alentar a los demonios que con tanta insistencia ella trataba de alejar.

-Deberías salir de tu caparazón chico raro, estamos en el final de todas las cosas y tu te sientas en ese rincón oscuro a ver como pasan los minutos, me asustas… y como habrás notado es bastante difícil que me asuste- dijo ella mientras juntaba unos vendajes para su novio, por suerte mi padre y mi hermano estaban listos en casa para atender prácticamente cualquier tipo de herida, tenia un profundo y oscuro corte en la parte baja del peroné, una aguda hoja de hueso había cortado la piel y el músculo formando la supurante magulladura. Le habían brindado los primeros auxilios bastante al apuro, limpiando precariamente la herida con algo de puro cubriéndola y apretándola con varios retazos de tela y finalmente entablillando la pierna.

La primera impresión de mi padre y mi hermano al ver la herida, fue una mala excusa para poder retirarse de la habitación, nos reunimos con ella y su padre en la sala, -Siento decirles que no tenemos mas opción que amputar, antes de que la infección se agrave y todo empeore- , las palabras de mi padre fueron como una gran roca para esa muchacha de no mas de veinticinco años, de aceptarlo tendría que arrastrar el peso de haber invalidado al hombre con el cual había compartido los últimos cuatro años de su vida, de lo contrario corría el riesgo de que sufriera una severa infección y una tortuosa y dolorosa muerte.

-¡Chico raro!- dijo ella, sosteniendo su estomago con la mano derecha mientras que la mano izquierda temblaba con fuerza –dime, ¿Qué harías tu?- mirar sus ojos acuosos repletos de lagrimas casi logra conmoverme, finalmente tenia que decir lo que pensaba, no podía evitarlo.
–Que la corten.-
El espectáculo lúgubre de la amputación fue algo que debo decir me hizo dudar sobremanera de mi capacidad de mantener mis últimos vestigios de cordura en pie, puesto que miraba con fascinación todo el proceso, darle la noticia al pobre muchacho y como gracias a una amplia dosis de un pésimo vodka y la aplicación de xilocaina para bloquear la sensibilidad de la zona, lograron ponerlo en calma para la dura tarea que se avecinaba, se miraron a los ojos mi padre y mi hermano, finalmente mi hermano tomo mi afilado machete y con precisión quirúrgica y fuerza que no sabia que poseía asesto un tremendo golpe contra la pierna, el sangrado fue profuso pero no muy fuerte, sin la presión que yo esperaba, mi hermano tenia el rostro cubierto de sangre, de seguro podía sentir el sabor metálico de la sangre en su boca; limpiar luego toda la habitación fue algo difícil, pero todo se valía en estos días en pos de la supervivencia, esperábamos con honestidad que esto fuera la mejor opción.

-No se nada de ti, ni quiero saberlo, ya tengo suficiente preocupándome por mi familia, como para hacer mas amistades por las cuales preocuparme, pero necesito saber, como se rompió la pierna de tu novio.- le dije sin siquiera tomarme la molestia de lavarme las manos aun manchadas de un rojo diluido por la limpieza del cuarto, note como inicio un pestañeo indulgente, y su voz temblaba con cierto temor, pero aun así pudo escupir su mentira con relativa facilidad, si no fuera por mi extenso entrenamiento con mujeres bellas y mentirosas, podría habérmelo creído, -una caída, nada mas callo sobre una alcantarilla abierta- resumió luego de su largo discurso, me levante y dándole la espalda subí las escaleras sin decir una solo palabra.

-Chico raro-
-Si dime…-
-No me crees, verdad-
-No lo haría…., aunque fuera verdad, no lo haría.-

Me dirigí a la habitación donde el muchacho aun dormía, una mezcla no muy saludable entre vodka, xilocaina, la perdida de sangre y ver como sistemáticamente te amputan la pierna, le había provocado un prolongado sueño, ella sabia lo que se tenia que hacer, así que solo salio de la habitación dando una mirada que entremezclaba el odio y la compasión, solo nosotros sabíamos de esto, ni ella ni yo habíamos comentado el echo, ni siquiera su padre lo sabia.
Cerré la puerta de la habitación, y me senté justamente en el espacio donde debería estar su pierna, ese muchacho tan solo uno o dos años mayor que yo, no había tenido la oportunidad de conocerlo, es mas seré honesto ni siquiera sabia su nombre, me pareció escucharlo cuando todos llegaron esa noche y se presentaron, la verdad yo no tengo ánimos de conocer a nadie ahora.
No era justo, no era justo que el muriera en mis manos, y lo peor de todo, no tenia yo nadie contra quien pelear, no podía enfurecerme con los putrefactos cadáveres que pululaban la ciudad, no se que los conduce, pero es obvio que no son seres malignos, solo esta en su naturaleza el alimentarse, no puedo saber que causo todo esto, ni quería pensarlo, no podía enfurecerme con ella… por arriesgar mi pellejo y el de toda mi familia trayendo a su noviecito mordisqueado a mi casa, y mintiendo sobre el para evitar que le perfore el cerebro, no podía hacer nada mas que seguirle el paso a estos nuevos y tortuosos días.

Empuñe un picahielo que guardaba en mi bota derecha, con pulso fijo lo puse justo en ese espacio delgado del cráneo a nivel de la sien, dispuesto a acabar con su sufrimiento…. –abre la puerta, no podemos permitírtelo no a ti solo, sal discutamos esto Rata… por favor sal!-.
Mi hermano solía decirme Rata, era un apodo bastante viejo y de mucho significado para mi, la voz de mi hermano se me hizo calida, como una cobija de paz que me cubría de a poco, mientras bajaba el largo punzón de la cabeza de ese pobre muchacho.

Solo eso basto; con mi mano en la perilla de la puerta logre escuchar el cuerpo caer al piso, el sonido seco que su torso y piernas provocaron al azotarse con violencia…, impulsándose con su única pierna y sus brazos aun frescos, se abalanzo sobre mi, su aliento era caliente como estar junto a un radiador, y sus manos aunque mucho mas delgadas y débiles que las mías, lograron bajar mi guardia, lo empuje con una patada en el pecho, mientras el gritaba y chillaba, la puerta se movía con violencia, pero no podía distinguir los gritos desesperados de mis familiares del otro lado, me levante lo mas rápido que pude y le puse la suela de mi bota en la garganta, intentando mantenerlo a raya mientras ubicaba el punzón que había perdido en la gresca previa, su mirada fija inexpresiva y el chasquido de sus dientes al cerrar la mandíbula de manera desenfrenada no me permitía pensar con claridad, ubique el punzón y di un salto hacia atrás para poder alcanzarlo, lo tome con firmeza y golpee su cabeza, sentí como la punta rompía el cráneo y mi fuerza junto a la suya incrustaba el agudo objeto en su reblandecido cerebro, fue en ese instante, mientras miraba su cabeza, en el que sentí como ese mismo brazo se incendiaba, un dolor agudo como cientos de agujas intentando salir de mi piel, muy cerca de la muñeca, junto con el cuerpo desplomándose y la súbita entrada de mi hermano y mi padre a la pequeña habitación, logre distinguir de que se trataba, -Kruschev…, me mordieron- fue lo único que atine a decir mientras mi hermano con lagrimas en los ojos me abrazaba y me aseguraba que todo estaría bien.
-San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio; que Dios humille su soberbia.
Y Tú, Príncipe de la Milicia Celeste, arroja al infierno a Satanás y demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas.
Amen.- Sentencio ella mirando la escena desde final del pasillo con la misma mirada de odio y compasión.

martes, 21 de abril de 2009

La Caminata... (Mandibula Cerrada)

2 Mandíbula cerrada…


Llegar a casa fue siempre un alivio; no podría, así quisiera, olvidar esas madrugadas largas, cuatro o cinco de la mañana cuando ya el sol raspaba las nubes abriéndose paso y apenas podía mantenerme en pie, sin saber como había llegado, solo atinaba a caer en la cama y despedirme del mundo, mientras todos los sentidos de golpe se apagaban por completo…

Por obvias razones, yo había hace mucho dejado de lado mi relación con el alcohol, es mas no podía evitar pensar en como estaban los muchachos, mis amigos…. No pensé, la verdad extrañarlos tanto en tan poco tiempo; por lo tanto ahora llegar a casa era aun mas placentero, cada salida podía ser la ultima.
Ese día, un miércoles si mal no recuerdo, me senté en el balcón del cuarto de mis padres a mirar pasar la noche, los demás dormían, la oscuridad era absoluta, solo uno que otro resplandor titilaba en alguna ventana lejana, el silencio, como me molesto en ese momento ese tétrico silencio en la ciudadela, sabíamos que aun vivían muchas familias, pero todo el mundo estaba demasiado asustado como para salir de casa y hacer el papel de buenos vecinos, doblando la esquina a un par de calles, vi un solitario avanzando, se tambaleaba… a veces los movimientos erráticos de sus pies le provocaban pequeños tropiezos, pero nunca terminaba de caer, ahora lo sabíamos, ahora mas que nunca temíamos a diario, podrían estar en cada esquina, debajo de los autos… no sabes cuando o como pueden aparecer, al abrir una puerta o simplemente vagando por las calles.

Se los veía desorientados, sin camino, solo cuando encuentran algo o a alguien reaccionan, es verdaderamente espeluznante verlos, no fruncen el seño pero si abren los ojos completamente, casi estoy seguro de que se lastiman al hacerlo de esa manera, sus manos se levantan con torpeza tratando de agarrar lo que ven, su quijada tan abierta, pocos tienen labios, al poco tiempo los pierden, eso nos llevo a pensar que los músculos de sus caras no funcionan, y el choque de sus dientes contra los huesos termina destrozando los labios, las dentaduras siempre rojas y amarillas, con pequeños trozos negros de carne colgando; producen un aullido, empieza como un grito y se ahoga hasta volverse un constante y prolongado quejido, podría ser el dolor del hambre…. .

El solitario no parecía notar nada, es difícil saber que pueden ver o que pueden escuchar, a veces, parecería que son casi bestias míticas, que pudieran verte a muchos metros o escucharte o incluso olerte, pero otros son como sacos de huesos andando, a los que prácticamente tendrías que ponerles el brazo en la boca para verlos moverse; aun así ese solitario se movía, y aunque estaba lejos aun, no podía evitar ponerme en guardia, su existencia era para mi un motivo de preocupación, después de todo… no es lo mas común del mundo despertar un día a un mundo donde si alguien muere debes correr a destrozarle la cabeza… donde nadie esta seguro, donde el dinero no sirve para nada, mas que para engañar a idiotas ingenuos que aun creen que pueden asegurar su vida comprando sus antiguas libertades… ni todo el oro del mundo nos salvara cuando las bocas se cierren… cuando escuchas el chasquido de los huesos rompiéndose y los gritos de las personas a la distancia…, nadie nos salvara de todo este infierno, solo nos queda sobrevivir como podamos, mi padre no a perdido la esperanza, el dice que debe existir una forma de detener la propagación del virus, de suponerse que sea esa la causa, puesto que no se sabe nada a ciencia cierta, por lo que a mi respecta, cabe cualquier explicación, ya sean criaturas del espacio exterior jugando al ajedrez cósmico o el castigo del mas vengativo de los dioses, sea lo que esto sea, es el fin de la raza humana como la conocemos y será el surgimiento de un nuevo individuo que logre adaptarse a este mundo donde la vida dejo de ser un derecho y se transformo en una carrera de evolución acelerada.

Al regresar la mirada a la lejana callejuela, no pude evitar tomar los binoculares y tratar de observar de cerca y con detenimiento lo que a simple vista mis ojos no creían, a la distancia logre ver un grupo de tres personas avanzando espalda contra espalda, armados con varas largas de acero y puntas afiladas, distinguí a dos hombres y una mujer, de inmediato prendí la linterna de mi padre, una muy grande que guardaba en su auto por si el carro se dañaba en la mitad de la noche, tenia mucho poder, y la dirigí hacia ellos, la prendí y la apague un par de veces para llamar su atención, dirigirlos hacia mi, al notar que me habían visto y que empezaron a moverse en dirección a nuestra casa… solo en ese momento me di cuenta de lo que había echo, había puesto en peligro a toda mi familia por la seguridad de un trío de completos extraños, como saber ahora si esas personas eran de confiar, o eran delincuentes, como racionar la comida con tres bocas mas que alimentar, pero ya era tarde para todo esto y ya sabríamos como arreglarnos luego. Desperté a todos en casa para que pudieran estar alertas y les explique la situación lo mas rápido que pude, mientras mi padre y mi madre vigilaban asustados desde el balcón de la casa, mi hermano y yo salimos de nuestra remendada fortaleza armados y bien cubiertos, de otra forma mi madre simplemente no nos dejaría salir de la casa.

Al saltar la cerca todo se volvió muy distinto, hacia mucho tiempo que no salía por la noche, mi hermano llevaba un cuchillo prolongado que mi mama usaba para cortar pasteles, ahora luego de afilarlo su uso era distinto, y un palo de escoba largo con una punta de destornillador, yo por mi parte no podía dejar de lado el machete y llevaba también mi propia lanza casera, hacia mucho frío, mas de lo usual… el viento llegaba hasta nuestras caras y golpeaba con fuerza mientras movía las plantas secas y descuidadas del vecindario, las cuales producían un silbido que solo azuzaba nuestro terrible temor a ser atacados, avanzamos varios metros en la dirección de el trío que a su vez avanzaba hacia nosotros, de pronto el silencio se rompió en mil pedazos, como agujas en mis oídos el grito de mi madre me espanto hasta el punto en que corrí un par de pasos de regreso a la casa, hasta que a mi cerebro llego el mensaje completo, “!A LA IZQUIERDA!” … el tiempo que me tomo a mi girar la cabeza para ver en la dirección que mi madre desde el balcón señalaba con desesperación, fue mas que suficiente para que mi hermano atravesara la punta de destornillador en la cuenca de un pequeño niño de no mas de diez años, el diminuto demonio estaba a penas a unos escasos centímetros de mi pierna, pero su boca había sido asegurada con un grueso hilo dejando su mandíbula totalmente cerrada, arrastrándose sobre sus mutiladas piernitas, se había acercado por debajo de algún auto y nos había tomado por sorpresa, gracias a la cabeza fría de mi hermano logre sobrevivir ese día.

Por fin nos encontramos con el trío, justo al inicio de nuestra calle, solo saludamos y dejamos las presentaciones para luego, nos movimos con velocidad hasta la cerca de la casa… nuevamente llegar a casa era un alivio.

jueves, 16 de abril de 2009

La Caminata... (Pasos)

1 Pasos.


Recuerdo ese día… la tétrica tranquilidad de ese día ahora me cala escalofriantemente los huesos, casi me hace temblar, en la mañana de un día jueves, di un par de giros en mi cama, revolcándome en las sabanas, mi ventilador aun giraba, esa mañana fría, mi ventilador igual giraba, era una pésima costumbre que arrastraba desde muy pequeño, un amante incondicional del frío, en especial para conciliar el sueño, el calor me despertaba siempre…..sabia que tenia que salir de casa, tenia tanto que hacer, la universidad, la “banda”… (La verdad es que cada día parecía que en lugar de avanzar retrocedíamos pero nunca perdimos las esperanzas… hasta... esos días) mi celular marcaba la hora, era tarde ya, así que apresure el paso, la casa de mis padres la cual siempre me pareció demasiado grande para mi, emitía sus típicos sonidos de soledad, a esa hora siempre estaba solo, la verdad me había acostumbrado a esa situación; tenia una extraña fijación paranoide con la soledad.

El agua helada ayuda a formar tu carácter es lo que siempre se escucha, la verdad no se hasta que punto eso seria real, pero creo que de alguna u otra manera tiene algo de cierto, siempre me gusto como se sentía… y como se eriza cada pequeño folículo piloso, me sentía tremendamente vivo, mientras avanzaba la mañana el silencio sepulcral se apoderaba de la casa, sabia que tenia que ensayar así que salí de casa al apuro, las botas son buenas para caminar, aunque nadie me quiera creer, son tremendamente cómodas, de camino a la calle me pareció extraño ver relativamente pocos, de los usuales guardias en la ciudadela, pero aparentemente la escasees no fue suficiente como para llamar mi atención, y logre llegar a la calle donde todo se normalizo, la gente agitada como siempre, apurados por llegar a lugares donde no quieren estar para poder hacer actividades que seguramente no quisieran hacer, pero nada se pondría en su camino, en esa constante búsqueda de la destrucción de sus propios sueños, autómatas… la mayoría se terminan transformando en autómatas.

El bus avanzaba lentamente en el trafico atroz de una tarde calurosa, la dualidad de temperatura en esta ciudad es peor cada día, el sol pega con fuerza, haciendo que el humo de los autos se vuelva una capa densa de tensión sobre las personas, el estudio de ensayo, estaba casi escondido en ese vecindario, algunos dirían exageradamente difícil de encontrar, pero siempre nos gusto que fuera así, la clientela “selecta” nos hacia sentir parte de ese grupo surrealista que formaban las bandas del mas pesado rock en la ciudad, siempre justificábamos nuestro total anonimato a que éramos una banda muy “underground”, tocar siempre fue divertido, aunque mi garganta con el paso de los años fue lastimándose cada ves mas dejándome una poco saludable y constante ronquera, pero eso nunca le quito lo entretenido al asunto, luego de tocar fuimos a tomar unas cervezas al pie de la tienda de siempre, y fue cuando escuche por primera vez lo mas aterrador que podía llegar a mis oídos…. Directamente de la boca de nuestro guitarrista salio lo siguiente – “¿Escucharon sobre el video en youtube, del tipo que decapita a tres personas? Ese tipo debe estar recontraloco, como se le ocurre publicarlo, los comentarios dicen que lo metieron preso, pero que en realidad esta loco, el dice que esos tipos ya estaban muertos” –.

En principio me asuste, siendo un constante fanático de todas las películas, libros, cómics, relatos o cualquier documento creado por el hombre en el cual sean participes zombies, sabia que según muchas fantasías, y relatos, ese tipo de acciones eran clásicas del inicio de un outbreak (refiriéndose a el súbito estallido de una enfermedad), y por unos segundos me vi corriendo a casa llamando a mi novia y a mi familia, para poder salvarlos y repartiendo machete a diestra y siniestra eliminando a cuanto muerto se me cruzara por el camino, tanta ficción me había dejado totalmente fundido, luego la idea se fue desvaneciendo de a poco en mi cerebro, mi lógica me impedía creerlo, pero mi sentido de supervivencia prácticamente gritaba, diciéndome que esto podría ser real, que debería hacer algo, que si no lo hacia seguramente seria el hombre mas estupido sobre la tierra, dejando de lado todo mi conocimiento hasta ahora ficticio, pudiéndose tornar real, pero como los demás yo también era un autómata, y seguí bebiendo con los muchachos, riéndonos del loco que había decapitado a tres tipos…….

En tres días el mundo se había sumido en la oscuridad, por suerte estábamos en Ecuador, nuestro querido país, como siempre todo nos llegó tarde, pero eso no implica que pudimos evitar o asegurar nuestra supervivencia…todo lo contrario.

En casa nos encerrábamos mis padres mi hermano y yo, gran parte de la familia había salido del país de una forma u otra, en contra de mi voluntad tenia que dejarlos ir a todos, ya habíamos logrado tapear la casa por completo y recolectar muchísimas provisiones, a mi parecer estábamos de lo mas seguros, pero si algo se aprende al leer y alimentar la imaginación de manera tan compulsiva, es que … nadie sobrevive al holocausto zombie, y eso nunca me dejara dormir, en el tercer día, por la fata de avistamientos locales, la prensa asumió que de alguna forma nuestro diminuto país era inmune, por supuesto no fue así. Al cuarto día se presentaron los primeros casos en hospitales, lo cual creo un pánico colectivo que desbarato nuestra frágil nación, los políticos se largaron, la gente robo y mato mas que nunca, la prensa se lleno de noticias de suicidios masivos a manos de los profetas evangélicos en toda Sudamérica, todo se había jodido, pero aun así nosotros seguíamos en casa, y nos pensábamos seguros, ignorantes aun de la magnitud total del problema, aun no teníamos ningún tipo de avistamiento real, y las comunicaciones y los medios se desmoronaron como un maldito castillo de naipes…..

El sol de medio día pegaba con fuerza sobre los vidrios de la van roja, algo oscurecida por el polvo adquirido, y mi padre decidió ir a su consultorio para llevar varios materiales a casa, que podrían ser saqueados, puesto que al segundo día varios locales pequeños fueron saqueados, y el siempre se preocupaba por sus cosas, así que teníamos que ir, tarde o temprano, apuesto que lo mejor fue ir cuando fuimos, no quiero ni pensar como esta el centro hoy en día, llegamos al edificio, pero el centro de la ciudad se había tornado un área desértica, era una figura increíblemente rara, ni siquiera durante las madrugadas de los días feriados se podía ver tal vacío, eso debió alertarme, pero no lo hizo, llegamos al edificio y bajamos del auto algo asustados, aun mi padre pensaba que no deberíamos llevar armas, aunque habíamos conseguido ya algunas, pero todas estaban en casa, de todas formas siempre supe que el llevaba una a escondidas, el nunca me considero verdaderamente responsable, yo por mi lado hacia lo mismo con el machete que había limpiado, afilado y escondido en mi mochila hace dos días.

El edifico tenia de igual manera ese susurro silencioso que dominaba en esos días, el consultorio por suerte permanecía cerrado con una larga vara de acero que colocamos para reforzar la protección, pero aun así fue fácil de abrir, y la vara metálica cayo reventando el silencio que reinaba, sentí ese sonido metálico retumbando contra el piso del viejo edificio, dejándose escuchar el eco retumbando por todo el centro de la ciudad, entramos al consultorio y recogimos todo lo que podíamos llevar, fue imposible que mi padre no se diera cuenta del machete oculto así que lo saque y lo empuñe, en principio se enojo bastante pero luego logre convencerlo de que era la mejor idea, al dejar el consultorio, se empezó a escuchar…… era un sonido constante, pero desorganizado, al inicio lejano pero a medida que bajábamos las escaleras el sonido crecía y junto con el una terrible pestilencia que empezaba a inundar los sentidos, mi estomago se retorcía con violencia y la horrenda hediondez se transformo en cuestión de segundos en un terrible escalofrío a lo largo de mi espalda, cuando por fin termine de entenderlo ya había empezado a correr junto a mi padre hacia la van, no había necesidad de decir nada el sabia lo que pasaba, yo lo sabia, pero aun así no pudimos evitar la sorpresa al verlos por primera vez, unas veinticuatro o treinta personas, a no mas de media calle de distancia se acercaban a nosotros a paso lento y arrastrado como un desfile de ancianos.

Subí al auto, pero no podía despegar mi mirada de ellos, uno puede leer tanto, ver tanto, pero nada te puede aterrorizar mas que la realidad, uno de ellos…. sus pies descalzos e hinchados de un púrpura profundo, me hacían sentir a mi dolor, sus piernas maltrechas cubiertas a penas por un pantalón bastante raído, salpicadas de un rojo seco, color que lo cubriría casi por completo, su torso era a penas humano, totalmente marcado por los dientes y los desgarres, arrastrando un largo intestino a un costado, que a momentos aun expulsaba un fluido marrón, al final de su brazo derecho donde se supone estaría una mano no quedaba mas que un montón de pequeños huesos a penas y juntos por pedazos de carne negra, mientras su otro brazo se extendía hacia nosotros como si nos buscara con su mano, no pude evitar notar su rostro, o su medio rostro, esos ojos sin vida apuntándome, su quijada totalmente abierta, mostrando sus dientes amarillos y rojos, unos mechones de pelo negro sucio le salían aleatoriamente del cráneo, pero aparentemente le habían arrancado el cuero cabelludo en varias partes, al igual que ambas orejas, pero a pesar de todas sus mutilaciones no dejaba de emitir ese tan temido y clásico quejido, como un gruñido ahogado, como una amenaza que no termina nunca, mi padre arranco desesperado el auto y salimos de ese lugar, pero nada sacara de nuestras cabezas el sonido de sus pasos buscándonos, al sexto día dábamos fe de que el mundo se había ido a la mierda….. .