jueves, 21 de mayo de 2009

L.M. Sombras en las Olas...

-------Los Muertos--------

6.- Sombras en las Olas…


Las estrellas de la noche anterior aun no se borraban de la memoria de Fausto mientras caminaba descalzo sobre la arena incandescente en una media tarde bastante calurosa incluso para un hombre de playa como el, sus manos tenían un ligero temblor acumulado a lo largo de años de trabajo manual, era grandes, fuertes y llenas de cicatrices, la excursiones submarinas suelen dejar esas características en las manos, sus guantes colgaban de un costado de su pantaloneta descolorida. Su avanzar era constante y rítmico, su piel duramente afectada por el viento y el sol, gruesa y reseca a duras penas deja pasar algo de sudor por sus poros.

Llegar al mar, arrastrar el pequeño bote con su hijo, lo haría hoy como lo hacia todos los días, el muchacho no podía tener mas de trece o catorce años, su piel ya era tan oscura, reseca y dura como al de su padre, sus manos ya estaban cubiertas de cicatrices y su mirada era la misma, fija y denotando mucha concentración en todo lo que se mueve, esos ojos amarillos y negros se movían recorriendo todo el panorama en pocos segundos; movieron su bote y sus pies tocaron el mar, debían salir a media tarde para poder llegar a una pequeña isla que permitía la inmersión poco profunda en busca de varios crustáceos, cuando el solo esta alto, se puede deslumbrar a los diminutos animalitos con un espejo pegado a una vara, logrando prácticamente que ellos salten hacia las redes.

No habían pasado ni siquiera segundos de cuando se hicieron a la mar, sus ojos se abrieron y por primera vez en muchos años los dos Faustos observaron con detenimiento un solo punto por varios segundos, a lo largo de toda la playa empezaron a ser arrastrados hacia la arena, cientos de cuerpos humanos, totalmente quemados por la sal y el sol, muchos de ellos ligeramente inflados, y mordisqueados en varios lugares, uno de ellos se arrastraba tierra adentro con lentitud mientras sus piernas colapsaban sobre si mismas, como si todos los huesos hubieran estado rotos, pero se movía, a pesar de su estado seguía moviéndose y sus mandíbula chocaba produciendo un chasquido conjunto entre todos un coro espeluznante, todo el cuerpo de Fausto padre se movió de manera violenta hacia el agua, como si algo lo hubiera arrastrado hasta ella sus mano aun se aferraba al bote, su hijo no podía levantarlo, era como si pesara cuatro o cinco veces mas de lo normal, el lo había ayudado a subir varias veces en el pasado, pero en esta ocasión solo vio su brazo agitarse con violencia mientras se hundía en el agua no muy profunda, y cientos de burbujas reventaban en la superficie rojiza del agua.

Sentado en el pequeño bote, vio como el motor se atascaba y sacaba trozos de ropa y carne del agua, varias manos se colocaron poco a poco en los costados del bote sacudiéndolo con insistencia, el niño tomo un pesado remo y empezó a azotarlo contra las manos que se aferraban con fuerza, no podía creer aun lo que pasaba, en cuestión de segundos su padre se había perdido en el mar y decenas de manos intentaban arrastrarlo a el hacia el fondo, sus brazos se cansaron con rapidez, pero a pesar del dolor insistía en blandir el remo con fiereza. Cuando su cuerpo perdió el balance y el peso del remo sumado al movimiento del bote hicieron que caiga al agua, sintió como lo tomaban del tobillo y lo arrastraban hacia el fondo arenoso y sus pulmones se llagaban de agua, mientras los rostros destrozados de personas que nunca había visto se volcaban hacia el rasgando su carne…

jueves, 14 de mayo de 2009

La Caminata...(Los fantasticos hermanos Cohete)

5 Los fantásticos hermanos Cohete…


Todos estáticos viendo la marea de muerte que se movía con lentitud por la calle, un grito nos hizo entrar en razón, nos saco del trance que provocaba ese escalofrío subiendo por nuestra espalda.

-¡MUEVANSE! No tenemos tiempo para esto, si no salimos antes de que llenen las calles estaremos atrapados aquí y seremos su alimento sin darnos cuenta, todos carguen toda la comida, baterías, mantas y todo lo que consideren estrictamente necesario para sobrevivir, cárguenlo y póngalo en la van, nos vamos ahora…- La voz de mi hermano sonaba como la de uno de esos viejos generales de las películas, siempre admire su inteligencia pero nunca lo vi en una crisis como esta, su reacción fue la de un líder.

En poco tiempo todos estaban cargando y moviéndose en toda la casa, me moví con toda la velocidad que mi cuerpo me permitió intente cargar una caja llena de material eléctrico variado, pero mi brazo , no se movía estaba totalmente rígido, y podía sentir como se expandía esa rigidez por mi hombro, me senté en el suelo, mi cerebro no funcionaba a su máxima capacidad y estaba seguro que se trataba de esa fiebre atroz que me incendiaba, lo curioso fue que al sentir mi frente con mi mano útil, estaba helada… una línea de sudor corrió por mi ojo derecho llenándolo de liquido el cual saque con la punta del meñique, - ¡Muévete necesitamos toda la ayuda, esas cosas ya cubrieron toda la curva y siguen avanzando son cientos!- , sus ojos eran tan expresivos, era lo que mas extrañaría de ella…no pude conocerla a fondo, pero supondré que era una buena persona, tratando de ayudar y salvar a los suyos, nunca la culpe por lo que hizo, la verdad en su lugar seguramente ni siquiera hubiera dejado que toquen a uno de mis seres queridos, solo me miro por un par de segundos y regreso a su actividad.

Logre levantarme de mi miseria y camine lo mas rápido que pude hacia la ventana, por suerte mis piernas se movían con relativa normalidad, efectivamente el desfile de muerte había avanzado tomando por completo el bloque de viviendas anterior al nuestro, y ahora se podía ver la verdadera magnitud de el problema, se movían de manera atropellada y lenta, como esos programas de errores tras las cámaras, varios se arrastraban por el suelo con sus brazos desgastados, se podía ver una atroz variedad de mutilaciones, heridas, nivel de putrefacción y en algunos casos incluso solo partes inmóviles arrastradas por la marea pestilente, la mayoría casi no tenia ropa, estaba completamente cubierta de viseras y manchas cafés y negras, otros estaban completamente desnudos, solo marcados por feroces mordidas en diferentes puntos del cuerpo, el mas horrendo de todos un tipo alto y fornido había perdido toda la parte inferior de su mandíbula y uno de sus brazos por completo, pero lo espantoso era que ese mismo brazo gigantesco de alzador de pesas lo blandía con torpeza, me imagino que un buen golpe con ese gigantesco trozo de carne y hueso debería ser suficiente para noquear a cualquiera…
Al intentar mover mi cuello escuche un chasquido, y sentí completamente rígido todo el sector de mis hombros y cuello, para ese momento sabia perfectamente lo que estaba pasando.

Mientras todos corrían de un lado a otro moviendo cajas y buscando todo lo que fuera necesario, con prácticamente la mitad superior de mi cuerpo inmóvil me dirigí hacia la habitación de mi hermano, coloque uno de los pequeños parlantes rectangulares en mi cintura y con mi brazo restante logre asegurarlo lo mejor que pude con la cinta de embalar alrededor de toda la parte central de mi cuerpo, logre hacer lo mismo con el otro parlante, estando acostado y usando el colchón para sostener los parlantes mientras lo hacia, logre que no me tomara mas de un minuto hacerlo, tome el reproductor Mp3, revise las baterías, y aprovechando que todos se movían entre la cocina, la sala y el garaje, baje por las escaleras con toda la movilidad que le quedaban a mis piernas haciendo el menor ruido posible, nadie me vio saltar el bordillo de cemento ni me vio caer de bruces, por suerte para este momento el dolor era un recuerdo.

-Rata…donde esta Ratashura-

-Creo que esta…afuera, torpe chico raro…-

-No puede estar afuera, no, el no…mi hijo no-

-Muchacho…estoy seguro de que era un buen muchacho.-

-Andrés, Andrés…!ANDRÉS!-

Era un momento irreal, desde la ventana veía a mi hermano menor en esa torpe caminata sin poder hacer nada para ayudarlo, mi madre lloraba, mi padre simplemente se sentó junto a ella y la abrazo, ese hombre, el padre de la chica bajo las escaleras y siguió moviendo cajas hacia el auto, ella miraba con los ojos llenos de lagrimas fijamente, la caminata de Ratashura fue su legado para nosotros, nos dio un día mas de vida a todos.

Lo vi caminar rápidamente, directamente frente a ellos… llegar a tan solo unos cinco metros y gritarles en la cara con fuerza, luego empezó a sonar débilmente por debajo de los gemidos y gruñidos de esas bestias una canción, al principio pensé haberlo imaginado luego descubrí lo que había echo con los parlantes y el reproductor Mp3, lo vi alejarse en esa curva su caminar se acelero y luego no lo pude ver mas por las casas, pero tras el una larguísima cola de podridos lo seguían.

I miss so much boy
We will be coming on again
Don´t ever loose your ropes
This man is hanging by the ends…
(Rocket Brothers-Kashmir.)

-Muévanse todos, tenemos que largarnos de aquí lo antes posible.- fue lo único que atine a decir mientras mi voz se entrecortaba y una lagrima se me escapaba de los ojos.

jueves, 7 de mayo de 2009

La Caminata... (Risas en el Infierno)

4 Risas en el Infierno...

No podía seguir disimulándolo, habían pasado tres horas desde la mordida y mi padre no dejaba de caminar de un lugar a otro, su pierna tenia días molestándole, esa maldita cojera carcomía su movilidad y eso me preocupaba demasiado, no había visto a mi madre desde hace varios minutos, -tranquilo roedor, pod…emos ma manejar esto, no es unaa heerida muy profunda y no no no podemos estar seguros de que las mordididas provoquen todo esto…- la voz de mi hermano temblaba con violencia al igual que sus manos.

La sutura era lenta, y dolía por episodios, con cada movimiento brusco de las manos de mi hermano, sabia que esto no podía terminar bien, la fiebre había empezado a tornarse severa y casi de inmediato toda la zona cercana a la herida se volvía de un azul pálido que me hacia temblar…

-Deberían cortarle ese brazo… eso le hicieron a Mario verdad, el mismo dijo que lo hicieran, porque ahora no le arrancan a el su brazo podrido, ¿o qué? tenemos que esperar a que nos ¡Empiece a Matar! - el fuego en esos ojos preciosos y la disposición de las arrugas en su rostro denotando furia se quedaron grabados en mi memoria, no sabia que responderle, yo sabia lo que pasaría… ¿pero y si me equivocaba?... y si ahora era diferente, tenia que tomar una decisión y tenia que hacerlo pronto, la voz de mi hermano rompió mi meditación.

-¿Sientes esto rata?- lo dijo mirándome de manera inquisidora a los ojos.
-¿Qué cosa?- respondí ingenuamente, al voltear mi mirada, note como durante uno de los temblores de sus manos no pudo controlar la tijera con la que cortaba el hilo de sutura y había hecho un corte profundo por debajo de la herida original, del cual no brotaba sangre, ni producía el mas mínimo dolor…

-No voy a salir bien librado de esta, y ni siquiera se cuanto mas pueda resistir hasta volverme una amenaza así que escúchame y escúchame con atención- mi voz sonaba extraña, podía sentir la infección apoderándose de mi cuerpo de a poco, iniciando en el brazo y expandiéndose con velocidad, la sintomatología no había cambiado en lo absoluto desde hace varias horas, fiebre muy alta, mas de la que se puede soportar sin desmayarse, insensibilidad a prácticamente cualquier estimulo, digo prácticamente cualquier estimulo, puesto que apenas termine de decir esas palabras mi hermano me dio un fuerte golpe con la palma de la mano en el abdomen que pude sentir, la verdad sentir ese golpe y ver como la piel se tornaba roja y brillante alivio mucho mis miedos en ese momento, -dime lo que sea que quieras decir, pero no me salgas con idioteces como esa, tu sabes que tu cuerpo reacciona de manera diferente a muchas enfermedades, así que a menos de que me vengas ahora con que crees en dios y sus plagas de fin del mundo, esto no puede ser mas que una enfermedad y si es así, tu sistema inmunológico puede luchar contra ella, además de los antibióticos y el cuidado cariñoso de tu todo poderoso hermano- el y yo siempre tuvimos la costumbre de tratar la vida de la manera mas cómica posible, era un método de defensa que usábamos en común y la verdad funcionaba bastante bien.

-De todas formas, creo que lo mas seguro seria movernos de aquí, no sabes hasta cuando nos durara la comida, y por cuanto tiempo mas podremos usar el agua, esa cisterna cada día esta mas sucia, estoy mas que seguro que vi un par de ratas colándose en ella hace unos días, nuestra mejor apuesta seria movernos a la Sierra, las montañas, alguno de esos pueblos perdidos en la neblina, tu sabes menos población, menos muertos vivientes, y mientras mas difícil sea el acceso mas fácil será montar una defensa, quizá cultivar y esperar a que todo esto se termine y poder decir que sobrevivimos al final de los tiempos, me entiendes, ese debe ser nuestro siguiente paso, tenemos suficiente gasolina guardada para una semana en la carretera…podemos lograrlo- mientras hablaba note como los ojos de mi hermano se encendían nuevamente, recuperaban vivacidad, objetivo, no quisiera admitirlo pero se ahora que el guardaba la esperanzas, y eso lo mantendría vivo por mucho tiempo…

Por la tarde cuando empezó a ocultarse el sol, decidí que podía moverme, es decir no necesitaba verdadero reposo, porque no me sentía cansando, fue cuando empezamos a discutir, mi hermano y mi madre insistían en que debía quedarme en cama, -no sabemos como se podría comportar esto, podrías desmayarte o …- el silencio en la voz de mi hermano se me hizo incomodo, pero entendía a la perfección lo que intentaba decirme, como podrían tener a un posible caníbal rondando por todo la casa en todo momento, - lo mas seguro entonces seria que me inmovilicen de alguna forma, así evitaremos “accidentes”- , mi tono de voz se volvió ronco y agresivo, aunque no fuera mi intención.

Trajeron entonces un rollo de esa cinta gruesa de embalar y lo mejor los parlantes a pilas que habíamos guardado, puesto que no teníamos el adaptador para pared y debíamos guardar las baterías para las cosas mas importantes como linternas, etc.… pero en ese momento no pensé en nada de eso, solo agradecí el generoso gesto de mi hermano, -solo por unos minutos roedor, sabes que no podemos gastar las baterías, una para los parlantes otra pequeña para el reproductor mp3, escúchalo a bajo volumen mientras nosotros empacamos, les comente tu idea de movernos a las montañas y todos estuvieron de acuerdo en un par de días nos vamos roedor y tu vienes con nosotros- saco un largo pedazo de cinta del rollo con una sonrisa fingida en el rostro, el no quería hacerlo, no podía creer que el miedo le hubiera ganado y estaba a punto de amarrar a su hermanito menor para evitar que se los comiera a todos, - tranquilo, deja que ella lo haga- señale con la mirada a la menuda muchacha que miraba escondida tras el marco de la puerta.

-¿Podrás hacerlo?-
-Si…no soy ninguna idiota, que tan difícil puede ser sacar un pedazo de cinta y juntarle las manos y pies-
- Esta bien, Rata, si decides comerte a alguien pues…ya sabes el resto-

Mi hermano salio del cuarto mientras ella tomaba el pedazo de cinta con la punta de los dedos, y lo acercaba lentamente a mis manos, justo cuando puso un extremo de cinta en una mano, moví mi cabeza con violencia y un chasquido de mis dientes basto para hacerla retroceder varios metros y tropezarse con todo lo que se cruzo en su camino, con la mano en el pecho y un pequeño, casi inaudible gemido de susto, empecé a reír como no había reído en meses fuerte y desde el fondo de mi garganta, ella con lagrimas en los ojos… se acerco a mi y después de una cachetada vigorosa que prácticamente no sentí, empezó a reír conmigo, en ese momento necesitábamos algo que nos sacara de ese pequeño infierno y aparente mente mi broma sirvió para eso…

Mientras aun reíamos, el chirriar de unas llantas rompieron nuestra risa, duro un par de segundos luego vino un estruendo terrible, como una carga explosiva, no pude evitar salir del cuarto apresurado hacia la venta del cuarto principal que era nuestro nido de observación, fui poco a poco moviendo la mirada para intentar comprender lo que pasaba, mientras escuchaba los pasos de todos subiendo para poder ver que había pasado, el olor a gasolina y caucho quemado inundaba el ambiente, un rastro de unos siete metros mostraba el intento de frenado a una altísima velocidad, aparentemente intentaron frenar para evitar destruir la transmisión en uno de esos rompe velocidades en la calle, perdió el control y se estrello contra la casa vecina, una camioneta amplia doble cabina, el espectáculo era horrendo, la cercanía del accidente permitía ver con detalle a los pasajeros, el conductor había sido parcialmente decapitado por el fuerte movimiento y el volante y el respaldar del asiento, una mujer que iba en el asiento de pasajeros sostenía un bulto fuertemente entre los brazos que se me antojo fuera solo ropa y algo de valor, aunque una pequeña mancha de sangre delataba su verdadero contenido, su cabeza se había estrellado contra el vidrio y un largo pedazo de acero doblado de la puerta del garaje de la casa se incrustaba justo en su mejilla hasta salir por su nuca, no salíamos del asombro del macabro espectáculo, cuando por el otro lado un sonido familiar empezaba a crecer en intensidad, al inicio casi inaudible pero luego todos pudimos escuchar el murmullo, los gemidos… unos quince o veinte de esas cosas empezaron a aparecer por la curva donde empieza la calle, pero a cada segundo se agregaban mas y mas y no dejaban de salir en un parpadeo se transformaron en treinta o cuarenta, de seguro era de ellos que huían esas personas, ahora sabíamos lo que teníamos que hacer, no podíamos esperar un par de días, teníamos que salir hoy o estaríamos condenados.

miércoles, 29 de abril de 2009

La Caminata... (El karma regresa las mordidas)

3 El karma regresa las mordidas...

-San Miguel, defiéndenos en la lucha, se nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio; que Dios humille su soberbia. Y tu, príncipe de la milicia celeste….- El susurro es constante, martillando nuestros oídos, ella lo hacia durante horas… repetía y repetía esa oración, desde que llego a la casa.

Ella, su padre y su novio, la verdad la primera vez que logre verla de cerca, vi en ella algo que no sabia distinguir, no sabia si se trataba de algún tipo de deseo o de aversión, pero sabia que en su mente roían con afán cientos de recuerdo tortuosos, nunca quise preguntar por cuanto habían pasado para llegar hasta este punto revuelto en el mapa, ni quería hacerlo, sentía que seria como alentar a los demonios que con tanta insistencia ella trataba de alejar.

-Deberías salir de tu caparazón chico raro, estamos en el final de todas las cosas y tu te sientas en ese rincón oscuro a ver como pasan los minutos, me asustas… y como habrás notado es bastante difícil que me asuste- dijo ella mientras juntaba unos vendajes para su novio, por suerte mi padre y mi hermano estaban listos en casa para atender prácticamente cualquier tipo de herida, tenia un profundo y oscuro corte en la parte baja del peroné, una aguda hoja de hueso había cortado la piel y el músculo formando la supurante magulladura. Le habían brindado los primeros auxilios bastante al apuro, limpiando precariamente la herida con algo de puro cubriéndola y apretándola con varios retazos de tela y finalmente entablillando la pierna.

La primera impresión de mi padre y mi hermano al ver la herida, fue una mala excusa para poder retirarse de la habitación, nos reunimos con ella y su padre en la sala, -Siento decirles que no tenemos mas opción que amputar, antes de que la infección se agrave y todo empeore- , las palabras de mi padre fueron como una gran roca para esa muchacha de no mas de veinticinco años, de aceptarlo tendría que arrastrar el peso de haber invalidado al hombre con el cual había compartido los últimos cuatro años de su vida, de lo contrario corría el riesgo de que sufriera una severa infección y una tortuosa y dolorosa muerte.

-¡Chico raro!- dijo ella, sosteniendo su estomago con la mano derecha mientras que la mano izquierda temblaba con fuerza –dime, ¿Qué harías tu?- mirar sus ojos acuosos repletos de lagrimas casi logra conmoverme, finalmente tenia que decir lo que pensaba, no podía evitarlo.
–Que la corten.-
El espectáculo lúgubre de la amputación fue algo que debo decir me hizo dudar sobremanera de mi capacidad de mantener mis últimos vestigios de cordura en pie, puesto que miraba con fascinación todo el proceso, darle la noticia al pobre muchacho y como gracias a una amplia dosis de un pésimo vodka y la aplicación de xilocaina para bloquear la sensibilidad de la zona, lograron ponerlo en calma para la dura tarea que se avecinaba, se miraron a los ojos mi padre y mi hermano, finalmente mi hermano tomo mi afilado machete y con precisión quirúrgica y fuerza que no sabia que poseía asesto un tremendo golpe contra la pierna, el sangrado fue profuso pero no muy fuerte, sin la presión que yo esperaba, mi hermano tenia el rostro cubierto de sangre, de seguro podía sentir el sabor metálico de la sangre en su boca; limpiar luego toda la habitación fue algo difícil, pero todo se valía en estos días en pos de la supervivencia, esperábamos con honestidad que esto fuera la mejor opción.

-No se nada de ti, ni quiero saberlo, ya tengo suficiente preocupándome por mi familia, como para hacer mas amistades por las cuales preocuparme, pero necesito saber, como se rompió la pierna de tu novio.- le dije sin siquiera tomarme la molestia de lavarme las manos aun manchadas de un rojo diluido por la limpieza del cuarto, note como inicio un pestañeo indulgente, y su voz temblaba con cierto temor, pero aun así pudo escupir su mentira con relativa facilidad, si no fuera por mi extenso entrenamiento con mujeres bellas y mentirosas, podría habérmelo creído, -una caída, nada mas callo sobre una alcantarilla abierta- resumió luego de su largo discurso, me levante y dándole la espalda subí las escaleras sin decir una solo palabra.

-Chico raro-
-Si dime…-
-No me crees, verdad-
-No lo haría…., aunque fuera verdad, no lo haría.-

Me dirigí a la habitación donde el muchacho aun dormía, una mezcla no muy saludable entre vodka, xilocaina, la perdida de sangre y ver como sistemáticamente te amputan la pierna, le había provocado un prolongado sueño, ella sabia lo que se tenia que hacer, así que solo salio de la habitación dando una mirada que entremezclaba el odio y la compasión, solo nosotros sabíamos de esto, ni ella ni yo habíamos comentado el echo, ni siquiera su padre lo sabia.
Cerré la puerta de la habitación, y me senté justamente en el espacio donde debería estar su pierna, ese muchacho tan solo uno o dos años mayor que yo, no había tenido la oportunidad de conocerlo, es mas seré honesto ni siquiera sabia su nombre, me pareció escucharlo cuando todos llegaron esa noche y se presentaron, la verdad yo no tengo ánimos de conocer a nadie ahora.
No era justo, no era justo que el muriera en mis manos, y lo peor de todo, no tenia yo nadie contra quien pelear, no podía enfurecerme con los putrefactos cadáveres que pululaban la ciudad, no se que los conduce, pero es obvio que no son seres malignos, solo esta en su naturaleza el alimentarse, no puedo saber que causo todo esto, ni quería pensarlo, no podía enfurecerme con ella… por arriesgar mi pellejo y el de toda mi familia trayendo a su noviecito mordisqueado a mi casa, y mintiendo sobre el para evitar que le perfore el cerebro, no podía hacer nada mas que seguirle el paso a estos nuevos y tortuosos días.

Empuñe un picahielo que guardaba en mi bota derecha, con pulso fijo lo puse justo en ese espacio delgado del cráneo a nivel de la sien, dispuesto a acabar con su sufrimiento…. –abre la puerta, no podemos permitírtelo no a ti solo, sal discutamos esto Rata… por favor sal!-.
Mi hermano solía decirme Rata, era un apodo bastante viejo y de mucho significado para mi, la voz de mi hermano se me hizo calida, como una cobija de paz que me cubría de a poco, mientras bajaba el largo punzón de la cabeza de ese pobre muchacho.

Solo eso basto; con mi mano en la perilla de la puerta logre escuchar el cuerpo caer al piso, el sonido seco que su torso y piernas provocaron al azotarse con violencia…, impulsándose con su única pierna y sus brazos aun frescos, se abalanzo sobre mi, su aliento era caliente como estar junto a un radiador, y sus manos aunque mucho mas delgadas y débiles que las mías, lograron bajar mi guardia, lo empuje con una patada en el pecho, mientras el gritaba y chillaba, la puerta se movía con violencia, pero no podía distinguir los gritos desesperados de mis familiares del otro lado, me levante lo mas rápido que pude y le puse la suela de mi bota en la garganta, intentando mantenerlo a raya mientras ubicaba el punzón que había perdido en la gresca previa, su mirada fija inexpresiva y el chasquido de sus dientes al cerrar la mandíbula de manera desenfrenada no me permitía pensar con claridad, ubique el punzón y di un salto hacia atrás para poder alcanzarlo, lo tome con firmeza y golpee su cabeza, sentí como la punta rompía el cráneo y mi fuerza junto a la suya incrustaba el agudo objeto en su reblandecido cerebro, fue en ese instante, mientras miraba su cabeza, en el que sentí como ese mismo brazo se incendiaba, un dolor agudo como cientos de agujas intentando salir de mi piel, muy cerca de la muñeca, junto con el cuerpo desplomándose y la súbita entrada de mi hermano y mi padre a la pequeña habitación, logre distinguir de que se trataba, -Kruschev…, me mordieron- fue lo único que atine a decir mientras mi hermano con lagrimas en los ojos me abrazaba y me aseguraba que todo estaría bien.
-San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio; que Dios humille su soberbia.
Y Tú, Príncipe de la Milicia Celeste, arroja al infierno a Satanás y demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas.
Amen.- Sentencio ella mirando la escena desde final del pasillo con la misma mirada de odio y compasión.

martes, 21 de abril de 2009

La Caminata... (Mandibula Cerrada)

2 Mandíbula cerrada…


Llegar a casa fue siempre un alivio; no podría, así quisiera, olvidar esas madrugadas largas, cuatro o cinco de la mañana cuando ya el sol raspaba las nubes abriéndose paso y apenas podía mantenerme en pie, sin saber como había llegado, solo atinaba a caer en la cama y despedirme del mundo, mientras todos los sentidos de golpe se apagaban por completo…

Por obvias razones, yo había hace mucho dejado de lado mi relación con el alcohol, es mas no podía evitar pensar en como estaban los muchachos, mis amigos…. No pensé, la verdad extrañarlos tanto en tan poco tiempo; por lo tanto ahora llegar a casa era aun mas placentero, cada salida podía ser la ultima.
Ese día, un miércoles si mal no recuerdo, me senté en el balcón del cuarto de mis padres a mirar pasar la noche, los demás dormían, la oscuridad era absoluta, solo uno que otro resplandor titilaba en alguna ventana lejana, el silencio, como me molesto en ese momento ese tétrico silencio en la ciudadela, sabíamos que aun vivían muchas familias, pero todo el mundo estaba demasiado asustado como para salir de casa y hacer el papel de buenos vecinos, doblando la esquina a un par de calles, vi un solitario avanzando, se tambaleaba… a veces los movimientos erráticos de sus pies le provocaban pequeños tropiezos, pero nunca terminaba de caer, ahora lo sabíamos, ahora mas que nunca temíamos a diario, podrían estar en cada esquina, debajo de los autos… no sabes cuando o como pueden aparecer, al abrir una puerta o simplemente vagando por las calles.

Se los veía desorientados, sin camino, solo cuando encuentran algo o a alguien reaccionan, es verdaderamente espeluznante verlos, no fruncen el seño pero si abren los ojos completamente, casi estoy seguro de que se lastiman al hacerlo de esa manera, sus manos se levantan con torpeza tratando de agarrar lo que ven, su quijada tan abierta, pocos tienen labios, al poco tiempo los pierden, eso nos llevo a pensar que los músculos de sus caras no funcionan, y el choque de sus dientes contra los huesos termina destrozando los labios, las dentaduras siempre rojas y amarillas, con pequeños trozos negros de carne colgando; producen un aullido, empieza como un grito y se ahoga hasta volverse un constante y prolongado quejido, podría ser el dolor del hambre…. .

El solitario no parecía notar nada, es difícil saber que pueden ver o que pueden escuchar, a veces, parecería que son casi bestias míticas, que pudieran verte a muchos metros o escucharte o incluso olerte, pero otros son como sacos de huesos andando, a los que prácticamente tendrías que ponerles el brazo en la boca para verlos moverse; aun así ese solitario se movía, y aunque estaba lejos aun, no podía evitar ponerme en guardia, su existencia era para mi un motivo de preocupación, después de todo… no es lo mas común del mundo despertar un día a un mundo donde si alguien muere debes correr a destrozarle la cabeza… donde nadie esta seguro, donde el dinero no sirve para nada, mas que para engañar a idiotas ingenuos que aun creen que pueden asegurar su vida comprando sus antiguas libertades… ni todo el oro del mundo nos salvara cuando las bocas se cierren… cuando escuchas el chasquido de los huesos rompiéndose y los gritos de las personas a la distancia…, nadie nos salvara de todo este infierno, solo nos queda sobrevivir como podamos, mi padre no a perdido la esperanza, el dice que debe existir una forma de detener la propagación del virus, de suponerse que sea esa la causa, puesto que no se sabe nada a ciencia cierta, por lo que a mi respecta, cabe cualquier explicación, ya sean criaturas del espacio exterior jugando al ajedrez cósmico o el castigo del mas vengativo de los dioses, sea lo que esto sea, es el fin de la raza humana como la conocemos y será el surgimiento de un nuevo individuo que logre adaptarse a este mundo donde la vida dejo de ser un derecho y se transformo en una carrera de evolución acelerada.

Al regresar la mirada a la lejana callejuela, no pude evitar tomar los binoculares y tratar de observar de cerca y con detenimiento lo que a simple vista mis ojos no creían, a la distancia logre ver un grupo de tres personas avanzando espalda contra espalda, armados con varas largas de acero y puntas afiladas, distinguí a dos hombres y una mujer, de inmediato prendí la linterna de mi padre, una muy grande que guardaba en su auto por si el carro se dañaba en la mitad de la noche, tenia mucho poder, y la dirigí hacia ellos, la prendí y la apague un par de veces para llamar su atención, dirigirlos hacia mi, al notar que me habían visto y que empezaron a moverse en dirección a nuestra casa… solo en ese momento me di cuenta de lo que había echo, había puesto en peligro a toda mi familia por la seguridad de un trío de completos extraños, como saber ahora si esas personas eran de confiar, o eran delincuentes, como racionar la comida con tres bocas mas que alimentar, pero ya era tarde para todo esto y ya sabríamos como arreglarnos luego. Desperté a todos en casa para que pudieran estar alertas y les explique la situación lo mas rápido que pude, mientras mi padre y mi madre vigilaban asustados desde el balcón de la casa, mi hermano y yo salimos de nuestra remendada fortaleza armados y bien cubiertos, de otra forma mi madre simplemente no nos dejaría salir de la casa.

Al saltar la cerca todo se volvió muy distinto, hacia mucho tiempo que no salía por la noche, mi hermano llevaba un cuchillo prolongado que mi mama usaba para cortar pasteles, ahora luego de afilarlo su uso era distinto, y un palo de escoba largo con una punta de destornillador, yo por mi parte no podía dejar de lado el machete y llevaba también mi propia lanza casera, hacia mucho frío, mas de lo usual… el viento llegaba hasta nuestras caras y golpeaba con fuerza mientras movía las plantas secas y descuidadas del vecindario, las cuales producían un silbido que solo azuzaba nuestro terrible temor a ser atacados, avanzamos varios metros en la dirección de el trío que a su vez avanzaba hacia nosotros, de pronto el silencio se rompió en mil pedazos, como agujas en mis oídos el grito de mi madre me espanto hasta el punto en que corrí un par de pasos de regreso a la casa, hasta que a mi cerebro llego el mensaje completo, “!A LA IZQUIERDA!” … el tiempo que me tomo a mi girar la cabeza para ver en la dirección que mi madre desde el balcón señalaba con desesperación, fue mas que suficiente para que mi hermano atravesara la punta de destornillador en la cuenca de un pequeño niño de no mas de diez años, el diminuto demonio estaba a penas a unos escasos centímetros de mi pierna, pero su boca había sido asegurada con un grueso hilo dejando su mandíbula totalmente cerrada, arrastrándose sobre sus mutiladas piernitas, se había acercado por debajo de algún auto y nos había tomado por sorpresa, gracias a la cabeza fría de mi hermano logre sobrevivir ese día.

Por fin nos encontramos con el trío, justo al inicio de nuestra calle, solo saludamos y dejamos las presentaciones para luego, nos movimos con velocidad hasta la cerca de la casa… nuevamente llegar a casa era un alivio.

jueves, 16 de abril de 2009

La Caminata... (Pasos)

1 Pasos.


Recuerdo ese día… la tétrica tranquilidad de ese día ahora me cala escalofriantemente los huesos, casi me hace temblar, en la mañana de un día jueves, di un par de giros en mi cama, revolcándome en las sabanas, mi ventilador aun giraba, esa mañana fría, mi ventilador igual giraba, era una pésima costumbre que arrastraba desde muy pequeño, un amante incondicional del frío, en especial para conciliar el sueño, el calor me despertaba siempre…..sabia que tenia que salir de casa, tenia tanto que hacer, la universidad, la “banda”… (La verdad es que cada día parecía que en lugar de avanzar retrocedíamos pero nunca perdimos las esperanzas… hasta... esos días) mi celular marcaba la hora, era tarde ya, así que apresure el paso, la casa de mis padres la cual siempre me pareció demasiado grande para mi, emitía sus típicos sonidos de soledad, a esa hora siempre estaba solo, la verdad me había acostumbrado a esa situación; tenia una extraña fijación paranoide con la soledad.

El agua helada ayuda a formar tu carácter es lo que siempre se escucha, la verdad no se hasta que punto eso seria real, pero creo que de alguna u otra manera tiene algo de cierto, siempre me gusto como se sentía… y como se eriza cada pequeño folículo piloso, me sentía tremendamente vivo, mientras avanzaba la mañana el silencio sepulcral se apoderaba de la casa, sabia que tenia que ensayar así que salí de casa al apuro, las botas son buenas para caminar, aunque nadie me quiera creer, son tremendamente cómodas, de camino a la calle me pareció extraño ver relativamente pocos, de los usuales guardias en la ciudadela, pero aparentemente la escasees no fue suficiente como para llamar mi atención, y logre llegar a la calle donde todo se normalizo, la gente agitada como siempre, apurados por llegar a lugares donde no quieren estar para poder hacer actividades que seguramente no quisieran hacer, pero nada se pondría en su camino, en esa constante búsqueda de la destrucción de sus propios sueños, autómatas… la mayoría se terminan transformando en autómatas.

El bus avanzaba lentamente en el trafico atroz de una tarde calurosa, la dualidad de temperatura en esta ciudad es peor cada día, el sol pega con fuerza, haciendo que el humo de los autos se vuelva una capa densa de tensión sobre las personas, el estudio de ensayo, estaba casi escondido en ese vecindario, algunos dirían exageradamente difícil de encontrar, pero siempre nos gusto que fuera así, la clientela “selecta” nos hacia sentir parte de ese grupo surrealista que formaban las bandas del mas pesado rock en la ciudad, siempre justificábamos nuestro total anonimato a que éramos una banda muy “underground”, tocar siempre fue divertido, aunque mi garganta con el paso de los años fue lastimándose cada ves mas dejándome una poco saludable y constante ronquera, pero eso nunca le quito lo entretenido al asunto, luego de tocar fuimos a tomar unas cervezas al pie de la tienda de siempre, y fue cuando escuche por primera vez lo mas aterrador que podía llegar a mis oídos…. Directamente de la boca de nuestro guitarrista salio lo siguiente – “¿Escucharon sobre el video en youtube, del tipo que decapita a tres personas? Ese tipo debe estar recontraloco, como se le ocurre publicarlo, los comentarios dicen que lo metieron preso, pero que en realidad esta loco, el dice que esos tipos ya estaban muertos” –.

En principio me asuste, siendo un constante fanático de todas las películas, libros, cómics, relatos o cualquier documento creado por el hombre en el cual sean participes zombies, sabia que según muchas fantasías, y relatos, ese tipo de acciones eran clásicas del inicio de un outbreak (refiriéndose a el súbito estallido de una enfermedad), y por unos segundos me vi corriendo a casa llamando a mi novia y a mi familia, para poder salvarlos y repartiendo machete a diestra y siniestra eliminando a cuanto muerto se me cruzara por el camino, tanta ficción me había dejado totalmente fundido, luego la idea se fue desvaneciendo de a poco en mi cerebro, mi lógica me impedía creerlo, pero mi sentido de supervivencia prácticamente gritaba, diciéndome que esto podría ser real, que debería hacer algo, que si no lo hacia seguramente seria el hombre mas estupido sobre la tierra, dejando de lado todo mi conocimiento hasta ahora ficticio, pudiéndose tornar real, pero como los demás yo también era un autómata, y seguí bebiendo con los muchachos, riéndonos del loco que había decapitado a tres tipos…….

En tres días el mundo se había sumido en la oscuridad, por suerte estábamos en Ecuador, nuestro querido país, como siempre todo nos llegó tarde, pero eso no implica que pudimos evitar o asegurar nuestra supervivencia…todo lo contrario.

En casa nos encerrábamos mis padres mi hermano y yo, gran parte de la familia había salido del país de una forma u otra, en contra de mi voluntad tenia que dejarlos ir a todos, ya habíamos logrado tapear la casa por completo y recolectar muchísimas provisiones, a mi parecer estábamos de lo mas seguros, pero si algo se aprende al leer y alimentar la imaginación de manera tan compulsiva, es que … nadie sobrevive al holocausto zombie, y eso nunca me dejara dormir, en el tercer día, por la fata de avistamientos locales, la prensa asumió que de alguna forma nuestro diminuto país era inmune, por supuesto no fue así. Al cuarto día se presentaron los primeros casos en hospitales, lo cual creo un pánico colectivo que desbarato nuestra frágil nación, los políticos se largaron, la gente robo y mato mas que nunca, la prensa se lleno de noticias de suicidios masivos a manos de los profetas evangélicos en toda Sudamérica, todo se había jodido, pero aun así nosotros seguíamos en casa, y nos pensábamos seguros, ignorantes aun de la magnitud total del problema, aun no teníamos ningún tipo de avistamiento real, y las comunicaciones y los medios se desmoronaron como un maldito castillo de naipes…..

El sol de medio día pegaba con fuerza sobre los vidrios de la van roja, algo oscurecida por el polvo adquirido, y mi padre decidió ir a su consultorio para llevar varios materiales a casa, que podrían ser saqueados, puesto que al segundo día varios locales pequeños fueron saqueados, y el siempre se preocupaba por sus cosas, así que teníamos que ir, tarde o temprano, apuesto que lo mejor fue ir cuando fuimos, no quiero ni pensar como esta el centro hoy en día, llegamos al edificio, pero el centro de la ciudad se había tornado un área desértica, era una figura increíblemente rara, ni siquiera durante las madrugadas de los días feriados se podía ver tal vacío, eso debió alertarme, pero no lo hizo, llegamos al edificio y bajamos del auto algo asustados, aun mi padre pensaba que no deberíamos llevar armas, aunque habíamos conseguido ya algunas, pero todas estaban en casa, de todas formas siempre supe que el llevaba una a escondidas, el nunca me considero verdaderamente responsable, yo por mi lado hacia lo mismo con el machete que había limpiado, afilado y escondido en mi mochila hace dos días.

El edifico tenia de igual manera ese susurro silencioso que dominaba en esos días, el consultorio por suerte permanecía cerrado con una larga vara de acero que colocamos para reforzar la protección, pero aun así fue fácil de abrir, y la vara metálica cayo reventando el silencio que reinaba, sentí ese sonido metálico retumbando contra el piso del viejo edificio, dejándose escuchar el eco retumbando por todo el centro de la ciudad, entramos al consultorio y recogimos todo lo que podíamos llevar, fue imposible que mi padre no se diera cuenta del machete oculto así que lo saque y lo empuñe, en principio se enojo bastante pero luego logre convencerlo de que era la mejor idea, al dejar el consultorio, se empezó a escuchar…… era un sonido constante, pero desorganizado, al inicio lejano pero a medida que bajábamos las escaleras el sonido crecía y junto con el una terrible pestilencia que empezaba a inundar los sentidos, mi estomago se retorcía con violencia y la horrenda hediondez se transformo en cuestión de segundos en un terrible escalofrío a lo largo de mi espalda, cuando por fin termine de entenderlo ya había empezado a correr junto a mi padre hacia la van, no había necesidad de decir nada el sabia lo que pasaba, yo lo sabia, pero aun así no pudimos evitar la sorpresa al verlos por primera vez, unas veinticuatro o treinta personas, a no mas de media calle de distancia se acercaban a nosotros a paso lento y arrastrado como un desfile de ancianos.

Subí al auto, pero no podía despegar mi mirada de ellos, uno puede leer tanto, ver tanto, pero nada te puede aterrorizar mas que la realidad, uno de ellos…. sus pies descalzos e hinchados de un púrpura profundo, me hacían sentir a mi dolor, sus piernas maltrechas cubiertas a penas por un pantalón bastante raído, salpicadas de un rojo seco, color que lo cubriría casi por completo, su torso era a penas humano, totalmente marcado por los dientes y los desgarres, arrastrando un largo intestino a un costado, que a momentos aun expulsaba un fluido marrón, al final de su brazo derecho donde se supone estaría una mano no quedaba mas que un montón de pequeños huesos a penas y juntos por pedazos de carne negra, mientras su otro brazo se extendía hacia nosotros como si nos buscara con su mano, no pude evitar notar su rostro, o su medio rostro, esos ojos sin vida apuntándome, su quijada totalmente abierta, mostrando sus dientes amarillos y rojos, unos mechones de pelo negro sucio le salían aleatoriamente del cráneo, pero aparentemente le habían arrancado el cuero cabelludo en varias partes, al igual que ambas orejas, pero a pesar de todas sus mutilaciones no dejaba de emitir ese tan temido y clásico quejido, como un gruñido ahogado, como una amenaza que no termina nunca, mi padre arranco desesperado el auto y salimos de ese lugar, pero nada sacara de nuestras cabezas el sonido de sus pasos buscándonos, al sexto día dábamos fe de que el mundo se había ido a la mierda….. .